lunes, 26 de mayo de 2014

El mundo preinca en Kuelap, la increíble cascada de Gotca, y un pueblo con nombre... curioso

Nuestra entrada a Perú desde tierras ecuatorianas había sido digamos... entretenida, y como estamos comprobando durante nuestra estancia en el país, sirvió como aperitivo sobre lo que nos esperaría a la hora de movernos de un lugar a otro. La primera parada “oficial” en Perú, tras la escala en San Ignacio después de pasar la frontera, fue el pueblo de Chachapoyas, capital del departamento de Amazonas, y paso común entre viajeros que se dirigen o vuelven de la zona amazónica. Chachapoyas es conocido sobre todo por las 3 excursiones con las que te bombardean por todas partes en las agencias turísticas: la visita a las ruinas pre-incas de Kuelap, la excursión a la catarata Gocta, y la visita combinada a las gruta de Quiocta y los sarcófagos de Karajía. Un servidor basta que llegue a un lugar y ver en todas las agencias ofertas para ir a los mismo lugares, y ya se me enciende la alerta anti-tours organizados. Pero en este caso, al menos para visitar las ruinas de Kuelap, y el tour combinado de Quiocta y los sarcófagos, se pudo hacer una excepción. Y es que en ambos casos, aparte de contar con un guía que a la hora de visitar lugares arqueológicos va de maravilla, si intentas ir por tu cuenta sólo en el transporte te dejas más dinero y sobre todo tiempo. Así que después de dar unas excusas por sentirme mejor al haber contratado un par de tours, sigamos con el relato...jeje Pero al llegar a Chachapoyas nos esperaba un pueblo que tenía mucho más que ofrecer que las excursiones por los alrededores, que nos ofreció agradables paseos por la plaza de Armas, con una siempre animada vida social, el restaurante vegetariano Edén con un menú por 5 soles (unos 1,25 €) variado y delicioso, el hostal Backpackers Chachapoyas, cuyos dueños nos hicieron sentir como en familia, y una cafetería de la que no recuerdo el nombre en la que pasamos largas horas de lectura, charlas y deliciosos sándwiches.

Plaza de Armas de Chachapoyas

Calle de Chachapoyas

 La primera de las excursiones que hicimos fue la que combina la gruta de Quiocta y los sarcófagos de Karajía. De la gruta nunca habíamos oído hablar hasta llegar a Chachapoyas, de los sarcófagos, una vez que empiezas a buscar información de Perú, aparecen por todas partes. Aunque resulta que al final lo más emocionante del día fue la visita a la gruta, ¡sin quitar valor a lo sarcófagos eh! Que también son una maravilla. La gruta de Quiocta se trata de una cueva que en su punto de mayor profundidad alcanza los 50 metros bajo tierra, y con más de 500 metros de longitud, durante las cuales disfrutamos de todo un espectáculo de estalactitas y estalagmitas.


Ordeñando estalactitas en Quiocta


Diferentes estalactitas y estalagmitas en Quiocta

Pero lo mejor de la gruta fue las condiciones que te ofrece para recorrerla, y es que con las gran cantidad que se filtra hasta su interior, y teniendo en cuenta que la mayor parte del suelo es de tierra, podréis imaginar la de enorme charcos y barrizales que había que atravesar para poder ir avanzando. La verdad que fue toda una delicia sacar ese pequeño renacuajo que llevamos siempre dentro, aunque más dormidito de lo que nos gustaría, y pasarlo pipa poniéndonos hasta arriba de barro y presenciando no pocas caídas.

Nuestro simpático guía ilumnando nuestros pasos 

Una excursión llena de las más arriesgadas pruebas... :-D

  Después de la aventura subterránea, pusimos rumbo a los sarcófagos de Karajía, no tan famosos como los egipcios, pero igualmente interesantes y misteriosos. Para llegar hasta ellos, desde el pueblito que está al lado, tuvimos que caminar unos 40 minutos para adentrarnos por la naturaleza, hasta llegar a un precipicio en el que de repente ahí los encontramos, tras varios días inundando nuestras retinas con fotos y fotos de estos monumentos, por fin los teníamos delante. Y aún así no dejan de ser sorprendentes, más que por su tamaño o forma, ya que no puedes acercarte mucho, por su ubicación y su historia. Estos sarcófagos proceden de la cultura funeraria de los Chachapoyas, sí, los mismo que vivían en Kuelap. Al igual que la ciudad arqueológica, lo que más impresiona aparte de su localización en medio de la pared de una montaña, es su buen estado de conservación, probablemente debido al tema de la ubicación. Se cuentan hasta 15 sarcófagos en la zona, llegando el más grande de ellos hasta los 2,50 metros de altura, entre los cuales hasta se recuperaron las momias y las joyas que se guardaban junto a ellas en el interior cuando se descubrieron. Increíble ver cómo existían tantas semejanzas en estos ritos funerarios entre culturas tan lejanas en espacio y tiempo como la egipcia y la chachapoyas, sobre todo teniendo en cuenta que aún no existía Internet para poder copiarse...jiji


Los 6 principales sarcófagos allá al fondo

Los sarcófagos de Karajía mejor conservados


Sarcófagos de Karajía


 Para el día siguiente teníamos reservado el segundo tour, la estrella arqueológica de la zona, el bautizado por los más avispados agentes turísticos como el Machu Pichu de la época preincaica, las ruinas de Kuelap. A las cuales para poder llegar, tal y como nos pasó el día anterior, “disfrutas” de una agradable paseo por la ladera de una montaña a lo largo de un camino de tierra, en el que en más de una curva rezas porque no venga ningún coche de frente.


El divertido camino a Kuelap

Es toda una experiencia la visita por la ciudad de Kuelap, construida por la cultura preinca de los Chachapoyas. Se cree que la ciudad acabó de construirse por el siglo XVI, donde poco antes los incas ya habían sobrepasado las murallas para apoderarse de la ciudad, lo cual ha dejado pistas hasta en día, ya que se pueden observar las típicas construcciones preincas en forma redonda, mezcladas con algunas construcciones rectangulares propias de los incas. Eso sí, el chollo les duró poco a los incas, ya que pocos años después de adueñarse de Kuelap llegaron los españoles aún sedientos de más y más poder para definitivamente expulsar a los incas y dejar la ciudad abandonada, ya que por su situación y difícil acceso no merecería la pena darle uso.

A la izquierda la parte externa del muro de Kuelap 

Entrada principal a Kuelap 

A pesar de que se no se ha investigado mucho sobre estas ruinas por falta de fondos, la visita al lugar es muy interesante, sobre todo por el buen estado de conservación de las construcciones, que sino es porque el guía nos juró y perjuró que todo el 90% estaba tal y como se encontró, sería difícil de creer. 


Construcción rectangular inca

 Construcciones circulares chachapoyas

Y para el último día en Chachapoyas, y como plato principal a nivel físico y natural, nos esperaba la cascada de Gocta, catalogada por los peruanos como las 3ª cascada más larga del mundo, tras el Salto del Ángel de Venezuela y el Salto de Tugela en Sudáfrica. Aunque a decir verdad, por un lado hay que tener en cuenta que en realidad la cascada de Gocta está formada por 2 grandes saltos de agua, muy cercanos y seguidos el uno del otro, lo cual no sé yo si pasaría el control de calidad del departamento de validez de cascadas. Y por otro lado, no es la primera vez durante nuestro viaje por Sudamérica que comprobamos que la gente tiende a exagerar en gran medida sus orgullos locales, vamos, como en todas partes... Y como última prueba... que he buscado por Internet y queda lejos de entrar en el podium de las cascadas más grandes del mundo. :-D Sea cierto que es la 3ª más grande del mundo o no, es lo de menos, la cascada es toda una maravilla de la naturaleza. Se puede llegar a la cascada de la forma fácil y menos emocionante, contratando un agencia, o te puede aventurar a llegar en transporte público hasta cierto lugar, y luego pegarte la caminata. Nos habían comentado que había 3 opciones para ir andando a la cascadas: la opción 1 en la que llegas al ladito del pie de la cascada pero no tienes una vista decente de el salto completo, la opción 2 en la que tienes una vista increíble de todo el salto peeeeero no llegas al pie de la cascada, y la opción 3, que es combinar armas, disfrutar al máximo de la cascada, y pegarte una pateada de más de 8 horas. ¡Opción 3 aceptada! :-D Es toda una gozada no sólo el camino que hay que seguir para dirigirse hacia la base de la primera caída, sino que en el momento en el que llegas a un claro desde el que a lo lejos ves la dos caídas en su máximo esplendor, no te queda otra cosa qué decir: “uuuuooooo!”


Vista de las dos caídas de Gocta

En la base de la primera caída 

En la segunda caída

 Y por supuesto, la sensación de sentir la naturaleza en todo su esplendor al estar cerca de la cascada es difícil de explicar, pero su fácil de acabar empapado en cuanto te acercas a unos metros. Y con esto acabó la intensa y muy provechosa estancia en Chachapoyas, de la que no sólo nos llevamos un montón de experiencia increíbles, sino que además volvimos a coincidir con nuestro amigo valenciano Victor, al cual conocimos en Vilcabamba en Ecuador, disfrutamos con él de la excursión a Gocta, y mi 6º sentido dice que no sería la última vez en la que viviríamos interesantes aventuras junto a él. ¿En la próxima etapa en la selva del Amazonas? Quién sabe, en el próxima post saldremos de dudas... ¡Un abrazo!

"Mi felicidad consiste en que sé apreciar lo que tengo y no deseo con exceso lo que no tengo." Leon Tolstoi

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